martes, 6 de agosto de 2019

El Paso Strong


Era el sábado 3 de agosto, alrededor de las 11 de la mañana. Me encontraba con mi esposa Silvia y mi hija Angélica (tal vez más conocida como “La Bodoque”, en parte gracias a mi) en Ruidoso, en una tienda de segunda mano, de las conocidas como “Thrift Shop”. Ir a estas tiendas, y a los llamados “Flea Market” es de las cosas que más nos gusta cuando salimos de la ciudad.
Para variar, yo había terminado de curiosear antes que mis dos mujeres, así que fui a sentarme un rato y, también para variar, decidí checar mi teléfono. Como siempre, checar Email, Facebook y Twitter.
Cuando empiezo a checar mi muro en Facebook, aproximadamente el 80% de los posts hablaban sobre una situación de un tiroteo afuera de un Walmart, el que esta a un lado de Cielo Vista. Inmediatamente chequé diferentes portales de noticias, y la poca información que pude encontrar hablaba de un tirador que había matado a una persona en el estacionamiento de Walmart. La noticia me entristeció, pero para ser sincero, no me afecto demasiado… tal vez es uno de los efectos de haber vivido en Juárez durante la época mas violenta de la ciudad. Inocentemente pensé que era solo un asalto o algún ajuste de cuentas.
Cuando llego Silvia le comenté sobre lo sucedido, nos lamentamos, pero al igual que yo, no pensó que fuera algo muy grande.
Sin pensar mucho en lo que había sucedido seguimos con nuestro paseo. Un par de horas después volví a checar mi teléfono, pero ahora la situación era muy diferente. Las noticias (y sobre todo los rumores) hablaban de mas de cinco muertos, varias decenas de heridos, mas de un tirador y amenazas de ataques en varias partes de El Paso. No me gusta leer ni esparcir rumores, pero algo me quedaba claro… ya no se trataba de una situación menor. Era un acto de terrorismo… en mi ciudad… algo que nunca hubiera pensado que podría suceder.
Continuamos con nuestro paseo y no fue sino hasta que nos paramos en un restaurant a comer que volvimos a checar los teléfonos. Para entonces, la situación era muy diferente. La policía ya había detenido al tirador (se confirmo que era solo uno) y se hablaba de mas de quince personas asesinadas y mas de veinte heridos. No había mucha información respecto al asesino, pero la verdad es que no pude evitar pensar “que no sea hispano, por favor”, pensando en como un tirador hispano apoyaría las teorías racistas y xenófobas del presidente Trump. En ese momento no me imaginaba que en realidad era todo lo contrario.
Voy a ser sincero. A pesar de que el tiroteo me hizo sentir muy mal, creo que el hecho de estar fuera de la ciudad, en modo de vacaciones, no me permitió dimensionar la situación en todo su tamaño, asi que continuamos con nuestro día en relativa normalidad, solo checando las noticias y comentando la situación.
Al siguiente día nos despertamos con la noticia de otro tiroteo en Dayton. Pero también con artículos confirmando que el asesino de El Paso tenía motivaciones raciales, específicamente buscando asesinar latinos.
Ese domingo era el día que regresábamos a casa. Mientras íbamos en la carretera después de mediodía, ya con mucha más información, mi esposa y yo íbamos platicando del evento, y cada vez nos dábamos mas cuenta de lo grave de la situación, de cómo el evento cambiario la vida de todos en El Paso. Obviamente, quienes estuvieron ahí serian los mas afectados, pero en realidad esto ha cambiado, y seguirá cambiando la vida de todos los que vivimos en la frontera de El Paso/Juárez.
Quienes no viven aquí muy probablemente no lo sepan, y quizá no lo puedan entender, pero en general, Juárez y El Paso, a pesar de ser dos ciudades diferentes, pertenecientes a dos países diferentes, en realidad conforman una sola comunidad. Hay mucha interacción de todo tipo, económica, social, personal, etc. Y lo que afecta a alguna de las ciudades, regularmente afecta a la otra. Tan es así, que ocho de las victimas mortales del ataque son mexicanas.
En el camino de regreso, nos enteramos que ese día habría una vigilia por las víctimas. Inmediatamente decidimos que teníamos que asistir a esta vigilia, por varias razones. Primero que nada, porque como ciudad, como comunidad, es necesario demostrarle al desequilibrado mental que causo la tragedia que, a pesar de haber asesinado y herido a mucha gente, no iba a lograr su objetivo. El Paso es mucho mas fuerte, mas grande que cualquier terrorista. En segundo lugar, como comunidad necesitamos estar unidos y apoyarnos en este momento, mas que en cualquier otro. Finalmente, aunque es algo muy triste, muy difícil, creo que mi hija necesita vivirlo. Necesita entender exactamente que fue lo que sucedió, porque sucedió y, sobre todo, como evitar que siga vuelva a suceder en el futuro. Mi hija y sus amigos me dan mucha esperanza de que, aunque mi generación esta haciendo muchas, muchas cosas mal, hay posibilidades de que las siguientes generaciones arreglen el desmadre que les estamos dejando. Finalmente, por supuesto, como fotógrafo tengo la necesidad y deber de documentar este tipo de eventos.
Llegamos a El Paso apenas una hora antes del evento y, a pesar de estar cansados, nos preparamos para asistir a la vigilia. El evento se llevaría a cabo en un parque muy cercano al lugar de la tragedia. Yo esperaba que hubiera mucha gente, por lo que sabia que encontrar estacionamiento no seria fácil. Así fue… nos acercamos al parque, y al empezar a recorrer las calles, no había lugar donde estacionar el carro. Sin embargo, en un momento un señor se acercó a mi carro y me pregunto “¿Va a la vigilia?” a lo que yo le respondí afirmativamente. “Venga, estaciónese aquí, en mi cochera”.
“Eso es El Paso”, me dijo inmediatamente Silvia.
Caminamos al parque, junto con muchas otras personas que se dirigían a donde mismo. El lugar ya estaba lleno, pero seguía llegando mas gente. Soy malo para calcular, así que no tengo idea cuantos asistentes había.


La vigilia la organizó una iglesia. Ellos invitaron a ministros de todas las denominaciones que se les ocurrieron y cada uno de ellos se paro ante el micrófono por algunos minutos. La verdad, para mi eso no fue lo que esperaba. Creo no ser el único para el cual “thoughts and prayers” ya no es suficiente. Entiendo que hay gente que busca consuelo en la fe, y lo respeto, pero yo buscaba mas un discurso contra el racismo. Creo que no fui el único… mucha gente se fue antes de que el evento terminara.
Hubo un par de momentos especiales. El primero fue cuando Estela Casas, la locutora local, pidió a la gente tomarse de las manos y hacer una oración. Todos los asistentes tomaron de la mano a quien estaba junto a ellos y cerraron sus ojos. 



El segundo fue mientras una cantante interpretaba una canción (no recuerdo el nombre). En ese momento note que a un lado mío un muchacho lloraba, mientras otro lo abrazaba y uno mas lo tomaba de la mano. No sé si él conocía a alguna de las víctimas, pero en ese momento no pude evitar que las lágrimas recorrieran mis mejillas. Mas adelante lo volví a ver, ahora solo, de nuevo llorando. Hice algo que nunca había hecho, y que pensé que nunca haría… me acerque a él, lo abrace y lloramos juntos. Vi varias escenas como esa durante la noche.


No sé si éramos muchos o pocos. No se si a la gente le haya servido haber escuchado a tantos representantes de diversas religiones, buscando dar alivio a los que ahí estábamos. De lo que estoy seguro, es que a todos nos sirvió el evento para darnos cuenta que no estamos solos. Que El Paso es mucho mas grande que un loco racista con un AK-47. Que la comunidad fronteriza se va a levantar de esto… no intacta, con una herida muy grande, pero mucho mas fuerte que antes. Y también se que nunca, jamás, alguien local haría algo como esto. El discurso racista y xenófobo tuvo que importar a alguien a muchas millas de distancia para tratar de hacernos daño. Pero no, lo siento por todos esos racistas que desean acabar con la idea de que una ciudad fronteriza, con una gran población latina es la mas segura del país, porque eso no va a pasar. Nos vamos a levantar y vamos a demostrar que los hispanos no solo no somos dañinos, sino que, al contrario, estamos aquí para hacer que este sea un mejor país.



Alrededor de las 9:00 de la noche, y después de que Beto O’Rourke tomara el micrófono, a petición a gritos de muchos de los asistentes, Silvia, Angelica y yo nos retiramos, escuchando como despedida “Amor Eterno”, que se ha convertido en el himno de los fronterizos en estos últimos días.
Termino repitiendo el lema que se ve ahora por toda la ciudad…


“El Paso Strong”